El salón

Niego levemente
-Estuve hablando con un hada. Conseguí no comermela - le digo con sarcasmo - Luego, como no me gustó lo que me dijo, me vine aquí

-Oh, muy bien vas consiguiendo controlarte.-Le digo riendo.-¿Y que te dijo para que te lo molestase?

-Nada - si pudiese enrojecer, ahora lo haría

Me encojo de hombros.

-Pues cuando quieras hablar ya me lo contaras...

Suspiro y le miro
-Dice que me gustas, que por eso no te mordí y que también por eso y por haberte echado de mi vida, estoy triste - le digo mirando la televisión de nuevo

La escucho y sonrio.

-Lo importante es, ¿tu que piensas?

-Yo no estoy triste por ti, tampoco me gustas y no te mordí porque no me apetecía - le digo mirando al frente empezando a cabrearme. Lo que le acababa de decir no me lo creía ni yo...

-Pues entonces no debes porque preocuparte, ¿no?

Le miro incrédula
-¿Por qué me sigues la corriente? Sabes que me gustas tanto como te gusto yo a ti, porque te gusto, reconócelo

-Y lo reconozco, pero tu eres la que no quieres reconocerlo y para estar discutiendo es mejor dejarte que pienses lo que quieras.

-Ya te lo he reconocido, pero ¿qué quieres que en un descuido te mate? - le pregunto enarcando una ceja dejando el mando en la mesa

-Alice, ya te lo he dicho. Se tratar con vampiros. Y sino pues intenta mantenerte llena.

Suspiro y me inclino un poco hacia él
-¿Estás dispuesto a correr el riesgo? - le pregunto enarcando una ceja

-Por supuesto, ¿tengo que decirtelo de nuevo? -Le digo sonriendo.

-Tú verás, es tu vida - le digo volviendo a mi sitio

-Lo se, por eso no se que no hay problema, me las podre apañar.

Asiento y me acerco a él hasta quedar sentada a su lado
-Eso espero - le susurro mirándole

-Ademas, segun dices vas a aprendiendo a controlarte, pronto no habra problemas.-Le digo sonriendo.

Suspiro y miro al frente. En la tele hay un programa de cocina.
-¡Qué divertido! - murmuro con sarcasmo

Me rio.

-Acaso no te gusta cocinar?-Le digo riendo.

-No, yo prefiero mi comida cruda - le digo sonriendo y apoyando mi cabeza en su hombro - Puedo hacer esto ¿no? - digo mirándole de reojo

-Quien lo diria.-Le digo riendo y veo lo que hace.-Por supuesto, no creo que por esto vayas a comerme.-Le digo sonriendo.

Sonrío de vuelta y me quedo mirándole en silencio; oyendo los latidos de su corazón.

Sonrio y comienzo a acariciarle el pelo.

-Tienes un latido rítmico - le digo seria intentando no fijarme en el latido de su yugular